" Si te perdistes el amanecer que hice para ti hoy, no importa, te haré otro mañana "

DIOS.

viernes, 6 de septiembre de 2013

.... Mi SEÑOR


La noche era tan bella, tan profunda
que parecía mostrarnos todo el universo
que alberga en  sus entrañas, quise buscar,
aún mas allá de lo que veían mis fascinados
ojos, que querían ir a donde se encuentra 
a DIOS, necesitaba ver su rostro, 
quería tocarlo con las manos que una vez
me regaló, quería deslizarlas por sus mejillas
y contemplarlo en silencio, quería decirle, 
una vez mas, desde lo mas profundo de mi corazón,
en su presencia, viéndolo con mis ojos fascinados,
te amo ... mi Señor.

Oí en mi corazón, su voz inconfundible, guiando
mi contemplación hacia las estrellas, que comenzaron
en armonioso titilar a interpretar una hermosa canción
celestial, y cuando el ritmo se hizo lento, me di cuenta
que eran ángeles, que en continuo pestañar, 
me querían decir lo contento que estaba ... mi Señor.

Las nubes interrumpieron aquel dialogo
pleno de gozo, cuando se llenaba mi alma
de una singular paz, sin embargo, no sentí
rencor alguno, sino que sentí como mi amor
aumentaba durante el prolongado silencio,
por el continuo transitar de nubes, esperé 
con paciencia, al presagiar que todo era producto
del quehacer de la mano de ... mi Señor

Confundiendose mis lagrimas con las lagrimas 
de las nubes, colmaron mi llanto hasta convertirlo
en un torrente de felicidad, que lavó mi alma
y condujo mis plegarias de agradecimiento al cielo,
hasta sus propias entrañas, donde reina el omnipotente,
... mi Señor.

Solo aquel sol radiante, que apareció de repente,
como puesto con la mano, sorprendiendo a las nubes,
fue capaz de amainar el llanto, mas no la felicidad
que embargaba mi alma, al contrario, su energía renovó 
la fuerza de la certificación de que todo está dispuesto por 
... mi Señor.

Me había complacido, había atendido mi petición,
al permitirme ver y tocar su rostro, me había enseñado
la mayor lección de vida, su presencia universal, 
está en todo lo que puedan ver tus ojos y sentir tu corazón,
que el ciclo de la vida, ademas de su universalidad,
es infinito y eterno, pero sobre todo que el mayor
y preferido rasgo de su omnipresencia está en el
amor que profesemos ... al Señor.


lechería, agosto 2009 / h. padilla carrasco

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