Sólo una mirada bastó,
para entregarte mi corazón,
después de tu mirada,
ya no pude vivir sin tí,
adorarte, siempre será una bendición
Aunque no existiera cielo,
yo siempre te amaré,
y aunque no hubiera infierno,
te temeré, ni tienes que darme
porque te quiera, lo mismo
que te quiero te quisiera.
Te necesito como el cauce al río,
como el árbol a su savia,
tu alabanza será gloriosa,
en fin, es por que te quiero.
Aunque lo que espero, no esperara,
deposito mi corazón en tus manos,
tómalo y limpialo, que radiante será,
y siempre de tu amor lleno estará.
h. padilla carrasco
Lecheria, 25 de agosto de 2009
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