Fui hasta la
pradera del firmamento
a buscarte un ramillete de estrellas,
las empuñe en mi mano, su brillo
se escapó entre mis dedos formando
cascadas de destellos que iluminaron
en la noche, la negrura de tu pelo
y el negro de tus grandes ojos.
Tome el camino de regreso
caminando por veredas de nubes,
parecían de seda, vehemente esperanza,
dichosa ilusión, cuando mis sueños
se alberguen en tus pensamientos,
se convirtiran en bella constelación,
como la estela cósmica que retorna
en explosión de amor, aún mayor al sol.
Nació así otro firmamento, que albergó
en su seno los anhelos que juntos
forjamos, que brillaron en la luz en tus ojos,
presagiando desde tu corazón hermoso
el nacimiento de un sentimiento,
de una vida dedicada a amarnos,
y que se haría infinito en el todo.
La génesis verdadera del todo, fue las miradas
que una vez se cruzaron, inocentes
de un amor que
nos cubrió, convirtiéndonos
en parte de nuestro propio universo,
o serían las palabras que se hilvanaron
en un eterno amanecer, los permanentes
y cálidos rayos del astro rey.
en un eterno amanecer, los permanentes
y cálidos rayos del astro rey.
Lechería, mayo 2012
h. padilla carrasco
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