Noche que albergas mi pensamiento
no seas como las otras que de pensar me hastío,
en esta soledad que solo oye el silencio
se deslizan los recuerdos y saben que no miento.
Tengo que confesarte que amarla pretendo,
pero la culpa de decírtelo todas las noches,
sin que ella lo sepa, no me lo reproches
porque en el alma algo se me va escurriendo.
Escribírselo, a mi angustia la aumentaría
mi corazón palpitaría como estrella lejana
y al verla mis ojos se abrirían como ventana
creyendo eso que mi desasosiego amainaría.
Noche, si ella igualmente escucharte quisiera
confiésale mi amor, ya que decírselo no debo,
seducirla si puedo, con experiencia de mancebo
aunque sin quererlo también cónyuge tuviera.
lechería, sept. 2009
h. padilla carrasco
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